La hora final de los “400 Pueblos”
Integrantes de los 400 Pueblos agreden a Miguel
Ángel Yunes Linares, Santiago Creel y Ricardo Anaya
Por Aurelio Contreras Moreno - 30 junio, 2016 en Opinión
Publicado en:
Libertad Bajo Palabra
La agresión salvaje de la agrupación
mercenaria denominada movimiento de los “400 Pueblos”, perpetrada este
miércoles no sólo contra tres políticos, sino contra empleados del Congreso de
Veracruz, reporteros y gente de a pie, tendría que significar un castigo
ejemplar para este grupo y sus dirigentes.
Lo sucedido esa tarde en la capital
del estado de Veracruz pudo haber tenido consecuencias mortales. Si una de las enormes rocas que se lanzaron
hubiera atinado en una de las cabezas a las que iban dirigidas, estaríamos
hablando de muertes humanas. Aunque a Ciro Gómez Leyva le parezca poca
cosa que una horda de rufianes les arroje tabiques, piedras y adoquines a
personas indefensas.
Eso sin contar las múltiples lesiones
que sí les causaron a las personas que golpearon brutal y cobardemente,
camuflados, perdidos entre la turba, estos sicarios que simulan ser campesinos.
La complicidad del gobierno de Javier
Duarte de Ochoa con estos hechos no podría ser más evidente. Para empezar, por
muchísimo menos que lo acontecido a las afueras del palacio legislativo de
Xalapa, la policía habría intervenido y refundido en prisión a los agresores y
sus líderes, si éstos hubieran sido parte de
cualquier otra denominación.
No solamente no se aprehendió a uno
solo de los agresores. Como si nada hubiera sucedido, se les permitió acampar
rodeando todo el palacio legislativo, para apoyar la designación del Fiscal
“anticorrupción” a modo del duartismo, cuya votación finalmente fue aplazada.
Pero como se trata del grupo de
choque “consentido” del duartismo-fidelismo, el que desde hace años persigue y
ridiculiza a su principal enemigo político -“labor” por la cual hace tres años
le regalaron una diputación plurinominal al “junior” de su vetusto líder, César
del Ángel-, se les permite hacer lo que se les dé la gana.
Y bajo ese manto de impunidad, los
“400 Pueblos” se sienten con la confianza de abusar de quien quieran, de
agredir a quien quieran, de violentar a quien quieran. Por todas las vías.
Desde la violencia física como la utilizada esta vez, hasta los grotescos
espectáculos de desnudez en la vía pública, en los que no han tenido empacho en
cometer otro tipo de delitos, como la explotación sexual de mujeres menores de
edad, a la vista de la autoridad, que es desvergonzadamente omisa para aplicar
la ley.
La misma tarde del miércoles 29 de
junio podía verse a unos metros, muerto de risa mientras sus hordas atacaban, a
César del Ángel Fuentes, el anciano dirigente de los “400 Pueblos”, quien
“justificó” la agresión con una perogrullada: para qué entran y salen por dónde
estábamos nosotros. Como si la calle, como si el Congreso, como si
Veracruz mismo les hubiera sido entregado en “donación”, ahora que a Javier
Duarte le dio por regalar los bienes del gobierno que está a cinco meses de
entregar, por cierto, en deplorables condiciones.
Y como Javier Duarte, también César
del Ángel tiene pavor de que Miguel Ángel Yunes Linares tome el poder en
Veracruz. Y cada que puede deja ver diáfanamente la razón: cuando fue
secretario de Gobierno en el sexenio de Patricio Chirinos, lo encarceló por
múltiples delitos cometidos a través de su agrupación de salteadores, invasores
y golpeadores.
La llegada al poder de su enemigo
significa, como para Duarte, la posibilidad de regresar a prisión, además de
que se le cerraría la llave de los recursos públicos, de los cuales sobreviven
sus huestes, mientras César del Ángel vive como rey.
La hora final para los “400 Pueblos”
está cerca. También ése fue un mandato de la elección del 5 de junio.
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