Nacerán o morirán
partidos
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
Luego de las elecciones del 1 de julio, la fertilidad política en
cuanto a partidos se refiere, parece engendrar nuevas formas de vivir
cómodamente del erario sin tener que formar parte de un gobierno que ya no paga
buenos salarios ni de una oposición que se diluye internamente en pugnas.
Ante la panorámica poco conveniente de un partido fuera del poder
y la nula posibilidad de seguir medrando del presupuesto, ya sea como
funcionarios públicos o disidentes efímeros, la creación de partidos políticos
surge como un negocio redituable, a menos que una nueva ley electoral aumente
el porcentaje de votos en las elecciones para condicionar la permanencia del
registro.
Aunque Margarita Zavala lo niegue, su asociación civil llamada
Libre va por el camino de la asociación política, figura legal que se convierte
en la antesala de todo partido político.
Anteriormente, las asociaciones políticas recibían un subsidio del
INE, pero ante la proliferación de dichas asociaciones ese subsidio fue
cancelado.
Ahora muchas asociaciones afectadas con esa medida quieren una
reforma con el objetivo de que les regresen ese subsidio que les permite crecer
como asociación y lograr así su llegada al establecimiento de un partido
político en forma.
En este escenario, la creación de partidos o la conservación del
registro de alguno de ellos, se convierte en el negocio político más redituable
de la administración pública, porque dejó de ser un comercio de influencias y
un intercambio de canonjías.
La lucha por la gestación de partidos es tal que en Coahuila
sucedió algo inusitado, el Instituto Electoral de ese estado, permitió a cinco
asociaciones civiles seguir los trámites para constituirse en partido político
con registro estatal.
Una de ellas la encabeza el ex priista Rubén Humberto Moreira
Guerrero, hijo del ex gobernador y ex dirigente nacional del PRI, Humberto
Moreira, y por lo tanto, sobrino del también ex gobernador y diputado federal
electo por el PRI, Rubén Moreira Valdez. Se trata de “Unidos”, que se promueve
a través de una asociación civil denominada ‘Juntos podemos construir un futuro
mejor’.
La verdad es que, por un lado, todo mundo quiere su
partido familiar como negocio patrimonial, y, por el otro, el PRI se va
quedando más solo que nunca ante una derrota que todavía no acaba.
El Partido Verde Ecologista de México, dio a conocer este martes,
que terminó definitivamente la alianza legislativa con el PRI, al afirmar que
en la próxima legislatura construirá acuerdos y mayorías “con quien tenga que
hacerlo”. Es decir, particularmente con Morena, dijo Arturo Escobar,
coordinador de la fracción del Partido Verde en la Cámara de Diputados, quien
aseguró que construirá mayoría con el partido en el gobierno.
La necesidad de conservar su registro no está garantizada con el
PRI, el oportunismo de la cúpula el Partido Verde lo lleva a buscar alianza con
Morena para no morir.
Otro partido que agoniza y no quiere reconocerlo es el PRD, que
seguirá buscando alianzas parlamentarias y coaliciones electorales para
sobrevivir.
El PRD es el más fuerte de los partidos débiles pero no por ello
puede pelear solo, tampoco puede ser oposición real ante un partido que arrasó
en las elecciones y sólo le dejó unos cuantos diputados y ocho senadores.
Sin embargo, surge alguien que ve en ese partido una manera de
seguir en la política sin ceñirse a las condiciones del poder ni desgastarse en
posiciones críticas de la disidencia, el ex jefe de gobierno Miguel Ángel
Mancera, quien luego de frustrarse varias veces en proyectos abortados quiere
dirigir ese instituto. La primera vez quiso ser candidato a la Presidencia de
la República, sin lograrlo; luego el héroe de un supuesto gobierno de
coalición, no supo cómo; después quiso tener un periódico, no lo dejaron;
después se erige como líder de la fracción parlamentaria del PRD, cuando en
realidad lo propuso el PAN como senador plurinominal, se expuso; después quiso
crear un partido político propio, pero era demasiado evidente su ambición, para
finalmente intentar ahora, apropiarse del PRD, como el camino más corto para
obtener ganancias de todo tipo, en los próximos días.
Lo cierto es que apostarle a los partidos políticos se convierte
en una suerte de casino, donde las ganancias no son malas y se trabaja poco,
práctica habitual en muchos de los hombres y mujeres acostumbrados a vivir del
erario.
La urgente necesidad de una reforma electoral debe ser una
actividad que los once consejeros electorales debieron haber iniciado desde
hace semanas; sin embargo, parecen estar pasmados todavía por los resultados
electorales del 1 de julio, y han dejado de hacer su trabajo.
La delimitación al acceso de las agrupaciones políticas para
convertirse en partidos debe ser prioridad antes de que la política mexicana se
llene de partidos que sólo defenderán sus intereses económicos a través de las
prerrogativas que otorga la autoridad electoral y que todos los mexicanos
pagamos.
El INE anuncia que en septiembre sólo dos partidos perderán su
registro: el Panal y el PES, el primero impulsado por la maestra Elba Esther
Gordillo, y, el segundo, por el ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel
Osorio Chong.
A cambio de estas dos bajas vienen otros muchos que podrían
saturar la oferta política del país, con dos fines fundamentales: el primero
volver a hacer del ejercicio político un negocio redituable, y el segundo,
pulverizar las simpatías y los votos que pueda tener Morena, tanto en
elecciones intermedias como en el Poder Legislativo.
El dinero que se gasta en los partidos políticos chicos debe ser
canalizado para perfeccionar nuestro sistema, pero pareciera que el interés por
confundir al electorado priva por sobre todo tipo de ejercicio para limitarse a
objetivos que en nada contribuyen a la democracia ni al bienestar de la
población.
Permitir que haya nuevos partidos políticos que carezcan de una
ideología distinta a los ya existentes, implica distraer la responsabilidad de
los ciudadanos respecto a su bienestar. La población no es menor de edad para
no darse cuenta de esto, pero tampoco es inmune al bombardeo mediático que
seguramente surgirá al mismo tiempo que los nuevos institutos políticos, que se
autodenominarán los mejores agentes de un cambio que en realidad no quieren que
suceda. PEGA Y
CORRE.- Ahora resulta que el ex secretario de Seguridad
Pública, Arturo Bermúdez Zurita, durante el periodo de Javier Duarte, está
libre de la acusación de enriquecimiento ilícito, a pesar de que se comprobó
que había aumentado su patrimonio por 86 millones de pesos. Seguirá preso por
las acusaciones de abuso de autoridad e incumplimiento de un deber
legal… Esta columna
se publica los lunes, miércoles y viernes.
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