El ocaso de EL
Despertar
Por Ángel Álvaro Peña
El compromiso de los medios debe ser con la verdad. El éxito de
los políticos también tiene que ver con la verdad.
En Tuxpan, Veracruz pudo advertirse este tipo de degeneración de
la información una vez que el diario El Despertar, de Everardo Gustin, cerró a
las 48 horas del resultado de las elecciones que daban la victoria al candidato
de Morena para gobernar la entidad.
Es decir, a las 24 horas de que el hijo del gobernador reconociera
su derrota, se cerró el diario el despertar. No tenía futuro. Comunicar
profesionalmente no es negocio, lo que deja dinero es la consigna y si en esa
consiga se miente nada importa.
Porque también en el gremio político la mentira dejó en ruinas a
por lo menos tres de los más importantes partidos políticos del país. Porque en
el caso del PRI no fue el candidato que compitió por la presidencia el culpable
de la debacle del tricolor, sino las gestiones de sus funcionarios públicos en
funciones.
Así sucedió con el PRD, donde la propia candidata a gobernar la
Ciudad de México, Alejandra Barrales inventaba encuestas y calificaba
administraciones con tal ligereza que rayaba en la mentira.
Lo mismo sucedió en el PAN, donde un joven inexperto se adueñó no
sólo de la presidencia de dicho partido sino de la candidatura que consideró
propia desde que llegó a encabezarlo, con la complicidad de unos pocos panistas
interesados en un triunfo que desde el principio se veía imposible. A pesar de
ello aventajó considerablemente al candidato del PRI, a pesar de que en un
principio la estructura del gobierno federal lo apoyaba descaradamente.
En los tres casos la mentira imperó de una u otra manera, y los
medios de información sin sonrojarse lo reproducían a sabiendas de que sus
noticias estaban más cerca de la guerra sucia que de la verdad.
Es por ello que una cantidad considerable de medios habría dejado
de funcionar porque prácticamente eran sostenidos por el gobierno, con dinero
de los contribuyentes.
A pesar de que hace algunos meses era no sólo simpatizante sino
amigo del candidato del PRI a la gubernatura, José Yunes Zorrilla, con quien se
fotografiaba con el mínimo pretexto, un día antes de las elecciones, el último
día de junio, el propietario de El Despertar envió un sorprendente mensaje a
través de su cuenta de Facebook, donde invitaba a votar por los candidatos de
Por México al Frente, como Ricardo Anaya, Miguel Ángel Yunes Márquez, Julen Rementería,
porque aseguraba: “…me parecen la mejor opción para ser líderes de nuevos
proyectos para nuestro país y nuestro estado”.
Sin más bandera que la del dinero, el propietario de El Despertar
cambió de partido abiertamente, creyendo que el hijo del gobernador
ganaría y que la Presidencia de la República se la llevaría el imberbe Ricardo
Anaya.
Pero en el mayor descaro hablaba de un trayecto común con el
gobierno que consideraba ganador al decir: “Juntos hemos logrado convencer a
más gente de unirse a esta meta. Mi familia y mis amigos cercanos estamos con
Miguel Ángel Yunes Márquez”.
Más delante el mensaje era abiertamente partidista, lo cual no
debe hacer, por decencia, ningún propietario de medio alguno: “Estamos seguros
que mañana será un gran día para todos. Votemos por los candidatos del
PAN”.
Es decir, aquí se pasa del pasquín al panfleto partidista sin más
requisito que unos pesos a través de la publicidad. De ahí que en la entidad
haya habido una gran arremetida contra el periodismo y los periodistas.
De 2016 a 2018, un total de 36 medios de
comunicación han cerrado de manera definitiva, lo que ha generado un gran
desempleo de periodistas.
En el caso de El Despertar la razón fue la sobrevivencia de la
voracidad, porque nunca defendió la libertad de expresión sino el chantaje y
vivió del dinero que los mandatarios le daban del presupuesto, con el pretexto
de difundir las obras y las disposiciones que pocas veces beneficiaban a los
verdaderos subsidiarios de esa información que eran los contribuyentes.
El Despertar cerró el miércoles 3 de julio, dos días después de
las elecciones. De pronto un familiar cercano del dueño anunció que ese sería
el último día de actividades y que si querían recibir su liquidación fueran por
ella en un lapso de 20 días, es decir, cuando el tiempo para exigir una
indemnización hubiera prescrito según la Ley Federal del Trabajo.
El Despertar comenzó sus labores en 2011 en Poza Rica, tiempo
después sus oficinas fueron trasladadas al puerto de Tuxpan, desde donde se
hacía la impresión diariamente. El 30 de junio dejaron de actualizar el portal
de internet y sólo esperaban algún revés en las tendencias de las elecciones,
ese repunte nunca llegó.
Para aminorar la inconformidad que este tipo de disposiciones
arbitrarías provocan en los trabajadores se les informó que volverán a abrir en
dos meses.
Algunos de los medios que cerraron en los últimos meses
fueron: Oye Veracruz, Marcha, El Dictamen, Radiover, Capital Veracruz,
noticiarios de Radio Capital, La Política, “Punto y Aparte”, “El Número uno
Veranews”, El Golfo Info, entre otros.
En su mayoría ocurrieron a mediados de 2016 aunque acrecentó en
2017, bajo los argumentos de las deudas que dejó la administración del entonces
gobernador, Javier Duarte de Ochoa en materia de convenios y publicidad, donde
el maquiavélico Alberto Silva Ramos, encargado de la prensa y la imagen de
Javier Duarte de Ochoa, castigaba o premiaba a los medios que difundían
mentiras acerca de la administración de su jefe. Esto quiere decir que a
algunos medios que sobrevivieron a esa oscura época sólo les interesaba vender
información sin comprobar si era verdad o mentira, pero sobre todo estaban
dedicados a decir que todo estaba bien en la administración del entonces
gobernador, quien ahora está en la cárcel para comprobar qué tan bien o mal
estaba la administración de Veracruz en sus finanzas públicas.
Así, el excandidato a la presidencia municipal de Tuxpan, Everardo
Gustin Sánchez cerró su diario, lo cual provocó las críticas de los veracruzanos,
quienes lo menos que le dijeron fue traidor y chapulín, porque en dos meses
cambió de bando, de manera intempestiva.
Por ello perdió las elecciones quedando en último lugar y, además,
por si fuera poco, estuvo consciente del repudio que los tuxpeños sienten por
él.
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