COLUMNA



Los ojos azules y dinero blanqueado

ALMA GRANDE

Por Ángel Álvaro Peña

Ricardo Anaya creció porque la PGR lo permitió. El gobierno federal, cuya injerencia en la procuración de justicia es total, consideró que en algún momento podría conciliar con Anaya y convencerlo de que declinara a favor de Meade. La distancia se hizo cada vez más grande y llegó el momento en que la relación Anaya-gobierno federal se volvió irreconciliable.

La gota que derramó el vaso fue la acusación de que López Obrador había pactado con el presidente Peña Nieto una especie de arreglo para hacer una transición de terciopelo. La indignación del gobierno federal ante tal acusación, sacada de la manga de Anaya, mostró que ya no habría punto de acuerdo entre Anaya y el gobierno y de pronto, y no por casualidad, surgió la noticia de un vídeo donde se le señala al candidato del PAN a la Presidencia de la República como alguien que lavó dinero en su beneficio y para su campaña.

Las campañas políticas estaban muy desgastadas y el gobierno federal consideró lo firmado y aceptado por el PAN en el Pacto por México, que adquirió podría ser más sólido que la posibilidad de competir por una posición política.

Pero Anaya no tiene la delicadeza propia de un político, lo mismo traicionó a Gustavo Madero, que forzó a renunciar a ese partido a Margarita, que se olvidó de lo que obtuvo a cambio de la forma de Pacto por México, acto en el que se esterilizó a la oposición en país, previo pago de la vacuna a los líderes de los partidos firmantes.

Atrás quedaron para a Anaya las confidencias y complicidades con sus amigos del PRI; lo mismo olvidó cómo Gustavo Madero lo impulsó para que creciera dentro del PAN y ahora simplemente consideró que podría también jugar con el gobierno federal y considerarse más fuerte que las mañas y experiencias de los priistas. Se equivocó Anaya, resultó demasiado novato para lidiar con el poder.

Esta simple ingenuidad lo descalifica como un posible presidente de la República estable. La PGR desde el inicio actuó de manera extraña.

Mostraba que tenía los ases en este juego de naipes donde el otro jugador se creyó tahúr y terminó siendo un simple principiante.

Porque la PGR acusó primero veladamente, cuando asistió a la institución lo filmaron y lo invitaron a declarar, pero no aceptó, simplemente fue a entregar un documento, acompañado de Diego Fernández de Cevallos, quien podría ocupar el lugar de Anaya en la carrera hacia la Presidencia de la República en caso de que la contundencia de las leyes mexicanas alcance a bajar al queretano.

La PGR mantuvo un silencio sospechoso, una tensa calma rondaba una acusación que en ocasiones cobraba credibilidad y en otras simplemente parecía un rumor. Esto permitió que Anaya se diera tiempo para lucirse en las campañas y partir plaza en los debates. Se engolosinó con su figura y se hizo adicto a su voz.

Ahora aparece un vídeo donde el hermano de su cliente, posiblemente amigo o compadre de Anaya, explica el esquema de lavado de dinero a una empresaria argentina, quien es la persona que dio a conocer dicha información y que siempre permanece oculta en la grabación.

La referencia se centra en la compra de una nave industrial que compró Anaya en 10 millones de pesos y vendió en 54 millones. A partir de esta operación el esquema de lavado de dinero pudo repetirse, incluso mejorarse o mutar según las circunstancias.

De todo esto la PGR sabía más de lo que aparentaba, pero estaba esperando el momento de la negociación final. Una declinación a cambio de la impunidad. Anaya consideró que si le echaba ganas y cambiaba de directores de escena en los debates podría ganar las simpatías del electorado. Antes de que esto pudiera suceder, la adversidad llama a gritos a la PGR para que actúe de inmediato contra quien pareciera haberse querido burlar no solo de la justicia sino de los mexicanos.

Anaya asegura que se trata de una trampa del gobierno federal y acusó directamente a algunas instancias e instituciones, ante esta situación, el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, rechazó las acusaciones contra el Gobierno Federal por parte de Ricardo Anaya y dijo que carecían de fundamento.

El titular de Segob, exigió respeto a los actores políticos que hacen “señalamientos sin fundamento” y “enrarecen el clima  de civilidad que debe imperar”.

Este enfrentamiento arrojó una diferencia más, porque Anaya respondió mediante un video acusando al presidente Enrique Peña Nieto y lo responsabilizó de lo que pueda pasarle a él o a su familia.

El único candidato a la Presidencia de la República que tiene entre sus promesas de campaña encarcelar a su antecesor es Ricardo Anaya.

Esto recuerda la promesa que hiciera el actual gobernador de Veracruz, quien en campaña era muy hablador y anunció que metería a la cárcel a todos los cómplices de Javier Duarte y ahora ni siquiera puede extraditar a su esposa.

Este video viene a desgastar a todas las figuras del Frente, que tenían en el panista la mejor imagen para exhibir y apoyarse en su aparente limpieza y honestidad. Así, personajes como Miguel Ángel Yunes Linares y su hijo de apellido Márquez y la propia candidata a jefa de gobierno en la Ciudad de México, Alejandra Barrales, verán deteriorada su imagen.

La convicción política de Anaya nunca fue fuerte, había intereses más concretos que la idea de cambiar al país y de reivindicar a los jóvenes.

 El panista nunca se ensució los zapatos en la campaña, todo el trabajo de proselitismo lo realizó a través de las redes sociales, de ahí que viajara tan poco y que gastara tanto, porque es el candidato a la Presidencia de la República más ha gastado dinero y el que menos kilómetros ha recorrido en su gira en busca del voto.

Ahora Anaya se encuentra a merced de la PGR, aunque insista en decir que ese video es parte de la estrategia electoral para favorecer a Meade, pero debemos recordar que ser candidato no implica tener fuero y debemos también pensar que la impunidad debe terminar en México y empezar por quienes se dicen puros y castos. PEGA Y CORRE.- Siguen multiplicando encuestas falsas en Veracruz, donde a lo que más puede llegar a falsear es un empate técnico entre el candidato del PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Márquez y Cuitláhuac García, de Morena. Este lleva la delantera por más de 10 puntos en las encuestas reales y seguramente la diferencia crecerá una vez que se le dé difusión masiva al video donde se descubre el esquema de lavado de dinero de Anaya… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

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