NACIONAL


Hoy se Conmemora el 94 Aniversario de la Muerte del Centauro del Norte Francisco Villa
·        Reconocido por su valor e inteligencia por el gobierno estadounidense y odiado por los mismos por la invasión a Columbus, Ohio

Por Francisco Vargas Perales
Fecha: Julio 20 de 2017

Este día 20 de julio se cumplen 94 años del asesinato del centauro del norte Francisco Villa, quién luchó con su  División del Norte en el norte de la república en contra del dictador Porfirio Díaz  y después en contra del usurpador Victoriano Huerta. Sin sus triunfos en Torreón, Paredón, Casas Grandes y Chihuahua, la revolución no hubiera tomado el rumbo a la democracia.

Francisco Villa, a pesar de ser de cuna humilde y sin saber leer y escribir, tenía una inteligencia innata para la guerra y logró conjuntar el ejército más grande que haya tenido México, la División del Norte.  Llegó a tener en sus filas más de 50 mil hombres prestos a luchar bajo su orden.

Desafortunadamente, el general Villa no  entendía nada de política, el mismo decía que cuando terminaran los balazos entrarían los licenciados y los guerreros tenían que salir. La revolución ya había terminado y Villa no se dio cuenta que habían entrado los generales ganadores a la etapa de negociación. El no entender esto lo llevó a luchar en contra del general Álvaro Obregón en el Bajío.

Villa no se había dado cuenta que ya había perdido el apoyo del gobierno americano, al presidente gringo le interesaba tratar con Obregón y Carranza, a Villa ya no le vendían armas y le obstruían para que las pasara para el lado mexicano, a eso se debió que el judío Sam Ravel que había recibido dinero para venderle armas,  no lo hubiera hecho y lo timó con el dinero que le había entregado como pago adelantado en la ciudad de Columbus.

Villa llegó al Bajío, a la batalla de Celaya, con escaso parque y malo, pero confiaba en sus temerarias cargas de caballería que le habían brindado muchos e importantes triunfos, pero del lado contrario las huestes de Obregón estaban bien pertrechados y la gente fresca para pelear en su terreno, además de que iban a aplicar técnicas de guerra de primer mundo, como las trincheras y los alambres de púas en donde quedaron enredados los caballos y la gente de Villa, quien tuvo que ordenar retirada sugerido por sus mejores generales y se regresa al norte de la república con una División del Norte diezmada y gente que se le iba desertando en el camino, desde soldados hasta generales.

Un hecho parecido le sucedió al general Pedro Anaya en la invasión estadounidense de 1847 en la batalla de Churubusco a las puertas de la ciudad de México. Al caer rendido el general Anaya lo confronta el general americano vencedor David Stwiges y le pregunta: ¿dónde está el parque? A lo que el patriota general Anaya le responde valerosamente: “si hubiera parque no estaría usted aquí”.

 Francisco Villa regresa con sus huestes mermadas a su reducto que era el norte de la república y todavía logra batallas importantes, pero como guerrillero, ya no traía consigo a sus generales acreditados, ya la gloriosa División del Norte había desaparecido, ahora era Villa el guerrillero, lleno de resabios, de tal forma que planea un 9 de marzo atacar la población americana de Columbus, Ohio, en donde residía el judío que le había estafado y lo hace con éxito, pero no encuentra al judío timador, pero logra la fama de ser el único ciudadano  que ha invadido suelo americano.

Esto tuvo como resultado el permiso del presidente Carranza al gobierno americano para que entraran a territorio mexicano doce mil soldados americanos al mando del general  John J. Pershing “Black Jack” a perseguir en suelo mexicano a Francisco Villa, a esta acción militar extranjera con la anuencia del gobierno mexicano se le llamó la expedición punitiva. Llegó a tener Pershing doce mil hombres  armados para perseguir a Villa.  La expedición duró en suelo mexicano once meses y se tuvo que retirar con el descredito a cuestas por no haber podido capturar al que consideraban bandolero: Francisco Villa.

A la muerte de Carranza, Villa acepta su amnistía por parte de su amigo el presidente Adolfo de la Huerta y se retira pacíficamente a la hacienda Canutillo, que le habían concedido para que viviera con un grupo de sus soldados.

 750 soldados  de aquella gloriosa División del Norte se quedaron con él en Canutillo labrando la tierra y pastando ganado.  Hasta que ese trágico día 20 de julio, armas asesinas fueron accionadas dándole muerte en Parral, Chihuahua y así terminó la vida de un gran guerrillero que logró el triunfo de la Revolución Mexicana con sus batallas de Chihuahua, Ciudad Juárez, Paredón, Casas Grandes y otras, hombre decidido a no morir en su cama y se le cumplió.

 Hoy descansan sus restos en el Monumento a la Revolución en la Ciudad de México, como un agradecimiento de los mexicanos a un hombre que nos enseñó cómo se defiende la patria.  Su nombre está escrito con letras de oro en la Cámara de Diputados.



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