Amenazas Del
Exterior, Alerta En El Interior
ALMA GRANDE
Por: Ángel Álvaro Peña
Desde que Donald Trump apareció inesperada e
injustificadamente en la escena política del mundo, anunció la
construcción de un muro en la frontera con México. Desde la campaña en busca
del voto, el muro pasó de ser el anuncio de una obra pública a convertirse en
amenaza.
El muro todavía sigue como proyecto de un estilo muy personal de
gobernar, y es probable que nunca suceda. Ahora dice que cerrará su
frontera sur, como parte de sus decisiones unilaterales que le significan
dispararse en un pie, pero, como todo lo que anuncia el presidente del vecino
país del norte son amenazas, pocos pueden hacerle caso.
Las fuerzas vivas de México saben que en un cierre de fronteras
habrá repercusiones negativas para ambos países y habría conflictos sociales
que le redundarían en la derrota de Trump para reelegirse dentro de año y
medio. Esto Trump lo sabe a pesar de su inestabilidad emocional, y en México se
le toma muy en cuenta, más por consigna que por convicción.
En Estados Unidos no le hacen mucho caso porque saben que los
migrantes no sólo seguirán llegando a territorio estadounidense sino que serán
ocupados en diferentes tareas a lo largo y ancho de su territorio.
Sin embargo, la oposición no partidista en México empieza a hacer
cálculos de las pérdidas a causa del cierre de la frontera, que muy
probablemente nunca sucederá. Los empresarios mexicanos afiliados a sus
cámaras, convertidas en intento de contrapeso político y social, se esfuerzan
en realizar ejercicios que sólo les sirven como herramienta para intentar
desgastar al gobierno federal.
Es decir, se ocupan de probabilidades surgidas de supuestos, a
través de especulaciones. La subjetividad se ha adueñado de los cálculos de un
empresariado que no se atreve abiertamente a ser oposición, pero que intenta, a
través de una guerra mediática, dando a conocer sus pronósticos, reducir el
capital político de Andrés Manuel López Obrador.
Históricamente los empresarios afiliados a sus cámaras han dejado
fuera de sus tareas la solidaridad con la sociedad, ellos siguen viendo en sus
trabajadores a los enemigos de clase, aunque afirmen que según sus maestros de
Harvard la lucha de clases es una pieza de museo. Pero muy pocos empresarios
mexicanos ven en sus asalariados el complemento de su productividad. De no ser
así los salarios de los mexicanos serían muy diferentes.
Resulta muy sintomático que las amenazas de Trump se conviertan en
materia de estudio para que los empresarios den a conocer las calamidades que
resultarían de dicha decisión. El motivo es el flujo de migrantes que viaja a
través de México hacia Estados Unidos, y que el vecino del norte quiere impedir
que lleguen a su territorio.
Desde luego que exigirle cultura a un hombrecillo como Trump es
una ingenuidad, pero un hombre con su investidura debería saber que la
migración lejos de ser un delito es un derecho. Sus antepasados fueron
migrantes y llegaron para quedarse en territorio estadounidense. Esto nadie
puede negarlo.
Hace unas horas Trump le dio un ultimátum
a México para que detenga el flujo
de centroamericanos migrantes y el envío de drogas, como si
en ambos casos el gobierno mexicano promoviera esas acciones. La primera sucede
porque, a pesar de todo, hay trabajo para migrantes en el vecino país; la
segunda es una práctica cotidiana, porque del otro lado de ese muro imaginario,
hay millones y millones de adictos que consumen la droga que Trump no quiere
dejar pasar.
Un día sin abastecer el mercado del consumo en los adictos, puede
convertirse en un caos social en Estados Unidos, lo mismo podría suceder si la
mano de obra de los migrantes dejara de trabajar, pero la visión estrecha de
Donald Trump, está conectada más a la amenaza que a la realidad.
Para no enemistarse con el actual gobierno de nuestro país,
primero mostró su bandera blanca al decir que “Están sucediendo muchas
cosas buenas con México. México entiende que vamos a cerrar la frontera o
voy a imponer aranceles a los autos”.
Lo cierto es que a causa de la propaganda proveniente de Estados
Unidos, que forzó a muchos mexicanos y estadounidenses a pensar que el
automóvil es una mercancía de primera necesidad, ese objeto se convirtió en
parte del estatus social, que ahora quiere ser castigado.
Es decir, el presidente Trump, quiere castigar a quienes se fueron
con el engaño de que tener automóvil se convertía en parte de la elegancia de
un ser humano.
No puede actuar contra quienes crecieron con los valores que
surgieron en la tierra que Trump defiende. Su visión de la realidad social
tiene muchas limitaciones y son estas limitaciones con las que han impedido que
el muro se construya en la frontera para dividir a sus habitantes, pero que no
servirá para impedir el flujo de migrantes y droga, como la miopía
antihistórica de Trump considera.
Lo grave no son las bravuconadas de Trump, que puede tener esas y
muchas más, lo realmente preocupante es la necesidad injustificada de los
empresarios mexicanos de crear especulación donde no la hay.
Porque si Trump no amenazara, ya estarían desperdiciando sus
recursos humanos y materiales en qué pasaría con nuestra economía si la actual
administración permitiera que se instalaran en territorio mexicano un grupo de
extraterrestres. Porque si de especulaciones se trata, para desprestigiar
cualquier pretexto es bueno. PEGA
Y CORRE.- Como si se tratara de una película de horror
aparecieron en Hidalgo 528 niños fantasmas en las estancias del gobierno, cuyos
concesionarios cobraban por cada uno de ellos como si no se hubiera salido de
ese proyecto. El programa no se ha cancelado como muchos lo afirman, se
suspendió mientras se limpia de oportunistas que utilizaron a los menores para
fortalecer sus bolsillos a costa de los impuestos de los mexicanos… Esta columna se publica los lunes,
miércoles y viernes.
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