Volver a la paz social y a la unidad
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
Los problemas de los mexicanos son tan grandes y tan graves que
exigen de todos para solucionarlos. No basta con el voto para elegir un camino
político o administrativo. Es necesario ir más allá de esta acción
imprescindible para que nuestro país eleve su nivel de vida.
La primera condición para superar la adversidad es la unidad.
Volver al origen del orden ciudadano no es ningún trabajo. Desde el hecho de no
tirar basura en la calle hasta cederle el asiento a una anciana.
Las campañas estuvieron fuertes, incluso violentas. El lenguaje de
los candidatos fue agresivo, las razones que ahora podrán esgrimir no lo
justifican. Hubo muertos por motivos electorales y mucha sangre por la
competencia en las urnas.
Es tiempo de volver a la armonía. Debemos darle lugar a la paz
social. Entender al próximo. Los políticos deberán hacer lo propio, no podrá
haber ni revanchas ni rencores si quieren gobernar bien, quien quiera que sea
que gobierne.
Necesitamos un país de mexicanos que nos una la historia pero
también el futuro. Y separados no podemos llegar a un mañana dividido, donde
los privilegios de unos contrasten con la miseria de otros. Por eso quienes
deben poner el ejemplo serán los gobernantes, quienes deberán dejar la soberbia
que podría ofrecerles el triunfo para dedicarse a servir.
Por su parte el ciudadano deberá ser cuidadoso de la conducta de los
políticos en funciones y tomar las calles no sólo para celebrar el triunfo de
la selección sino para protestar por los desvíos de fondos y el acarreo y la
corrupción.
Los políticos deben prometerse a sí mismos no mentir y si mienten
que sean sancionados severamente. Ya basta de engaños, de promesas no
cumplidas. El gobierno en la democracia debe obedecer el mandato de la
población. Y no al revés.
La población debe romper con los malos hábitos de los gobernantes,
gane quien gane. La protesta social debe hacerse escuchar sin manipulación ni
consigna sino con la exigencia de que se actúe bien y con honestidad en la
administración pública.
El clima de violencia fue inédito, en las elecciones
para renovar cerca de 3 mil 400 cargos de elección popular, hubo un saldo
de al menos 120 personas vinculadas a los comicios asesinadas, Amnistía
Internacional alertó que “se corre el riesgo de que durante este proceso las
personas no puedan ejercer libremente sus derechos humanos por miedo a
represalias”.
Este tema coloca contra la pared al gobierno federal y al propio
INE, cuyo presidente consejero Lorenzo Córdova, asegura que la seguridad
corresponde a la autoridad federal, no a la autoridad electoral.
Hacer justicia a tiempo. Renovar bríos para trabajar por los
demás. Sensibilizar a los funcionarios públicos sobre las necesidades de la
población. Respetar al prójimo como si fuera uno mismo, son factores que no son
imposibles de llevar a cabo.
Debemos armonizar, aplaudir cuando sea necesario y criticar cuando
así se requiere. Exigirle a los periodistas, analistas, comunicadores,
columnistas, objetividad. Que no escriban por consigna y menos aún sustentados
en dinero que emana muchas veces del poder para construir fantasías sobre el
quehacer de los gobiernos en sus tres niveles.
Es necesario ir más allá del derecho al sufragio para alcanzar
mejores niveles de vida, para ser mejores y para superar el día de ayer que
debe quedar en el pasado. Siempre el futuro será mejor y eso depende de
nosotros.
En estas campañas no hubo inocentes. Todos buscaron agredir al
contrario. Los debates se convirtieron en una serie de acusaciones, muchas
veces sin sustento real, pero que hacían cada vez más tensas las propuestas.
Ningún candidato permitió que sus contrincantes concluyera una propuesta, pero
eso sí exigían los medios temas que estaban fuera de la agenda de cada uno de
los debates.
Los medios insistieron hasta el cansancio en definir un ganador de
los debates como si se tratara de una pelea de box, querían sangre para subir
el rating. Esto obligó a muchos sectores de la población a enfrentarse con algo
más que ideas y en algunos casos pasaron de las palabras a los golpes, cuando
en realidad las votaciones, los debates y las campañas son para pensar en
propuestas y no para pelear en cada mensaje de texto o en todos los correos
electrónicos o tratar de convencer a los contactos de votar por tal o cual
candidato.
Para los medios los candidatos se convirtieron en la única
propuesta y sobre la imagen del candidato se fueron con todo a la yugular entre
todos, como si no se estuviera llevando a cabo una campaña que consolide
nuestra democracia sino una pelea de gladiadores de la Roma antigua.
Los ciudadanos, los funcionarios, los comunicadores, deben, en primer
lugar, conocer las leyes. En la Ciudad de México hay una Constitución que
incluso ni los propios candidatos que compitieron por la jefatura de gobierno
de la capital conocen. Deberán repasar en estos días de veda electoral, la
Constitución del país y la que regirá en la Ciudad de México, porque más de un
candidato a la jefatura de gobierno desconoce las leyes que los regirán, y esto
debe hacerlos merecedores del desprecio de los votantes.
Si lo más elemental que le da sustento a una candidatura se desconoce
debería haber dedicado ese tiempo a otra actividad y no hacer pensar a la
población que puede llegarse a concursar por el gobierno desconociendo sus
derechos y obligaciones.
Es por ello que los mexicanos debemos basar nuestras acciones en
la Constitución y obligar a los políticos en el poder a acatarla.
Sobre la base de la legalidad es donde debe asentarse no sólo la
tranquilidad social sino la armonía. Y es en la armonía donde creceremos y
superaremos la actual situación del país que es lamentable, a pesar de tener
una gran riqueza natural.
Votar no es suficiente para avanzar y cambiar. Es necesario ir más
allá y ver al que fue contrincante como un compañero de lucha por la
transformación y no un enemigo que todavía incurre en la ingenuidad involuntaria. PEGA Y CORRE.- El
acarreo y la coacción del voto debe ser erradicado. A pesar de que es un delito
será una práctica que se lleve a cabo el próximo domingo. En Veracruz, por
ejemplo, los empleados públicos están amenazados de despido si no votan por el
gallo del gobernador. A ver si no se queda sin personal… Esta columna se publica los lunes,
miércoles y viernes.
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